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Audiometría Clínica
Es un método idóneo para explorar el oído (audición) registrando los datos en un gráfico llamado audiograma. Consiste en reconocer el volumen mínimo de audición que tiene un oído para las distintas frecuencias audibles.
La audiometría es una prueba que nos permite valorar con precisión la audición, es vital para determinar si una persona oye bien o no. Nos aporta también, información adicional sobre el problema posible causante de la pérdida auditiva.
Para obtener resultados fiables es importante la colaboración del paciente, quien debe estar atento durante la prueba y responder a la misma con sinceridad. Los resultados de una audiometría suelen estar distorsionados en niños pequeños, siendo inválida en menores de cuatro años, personas muy nerviosas o con déficit de atención.
La audiometría se lleva a cabo evaluando, la «vía aérea» y «la vía ósea»:
La vía aérea: evalúa la capacidad para detectar sonidos transmitidos a través del aire, en concreto a través de unos auriculares.
La vía ósea: evalúa la capacidad para detectar sonidos transmitidos a través de los huesos de la cabeza. En este caso se utiliza un vibrador que se coloca detrás de la oreja.
El oído humano es capaz de discernir sonidos con frecuencias que oscilen de 20 a 20.000 Hz. La sensibilidad de nuestro oído para detectar estos sonidos es diferente en todas las frecuencias.
Para realizar una audiometría de la vía aérea, el paciente debe entrar dentro de una cabina perfectamente insonorizada, sentarse cómodamente y colocarse unos auriculares. A continuación se le irá presentando una serie de sonidos de mayor a menor volumen, teniendo que levantar la mano cada vez que lo oye. La última intensidad reconocida determinará nuestro umbral de audición para esa frecuencia en concreto. Esta misma tarea se repetirá con sonidos de otras frecuencias.
La determinación de la ósea se realizará de igual forma, pero en vez de presentar el sonido a través de un auricular se presenta mediante un vibrador que se colocará detrás de la oreja, en la región de mastoides.
Los resultados de la prueba se recogen en dos gráficos uno por cada oído denominados audiogramas. Estas gráficas expresan a qué intensidad oye la persona explorada en una determinada frecuencia, midiendo la intensidad del sonido en decibelios. Una pérdida de hasta 20 decibelios por debajo de la línea de referencia cero puede, incluso, considerarse normal. Cada vía explorada va a dibujar una línea en el audiograma. Como se exploran la vía aérea y la ósea, obtendremos dos líneas en cada audiograma. Lo habitual es que ambas líneas discurran prácticamente superpuesta la una a la otra, y próximas al cero de referencia. Consideramos como normal una audiometría, cuando las vías aérea y ósea están entre 0 y 20 decibelios, encontrándonos con los siguientes grados:
Pérdida de audición superficial. Umbral entre los 25 y los 45 decibelios. Tienen cierta dificultad para escuchar o entender lo que se les está hablando a cierta distancia o en ambientes con cierto nivel de ruido de fondo.
Pérdida de audición moderada. Umbral entre los 45 y los 65 decibelios. Imposibilidad de seguir una conversación normal si existe ruido de fondo, puede ser manifiesto cierto grado de aislamiento.
Pérdida auditiva severa. Umbral entre 65 y 85 decibelios. Dificultad para escuchar lo que se les está diciendo prácticamente en todas las situaciones.
Pérdida auditiva profunda. Umbral por debajo de los 85 decibelios. No perciben ningún tipo de sonido a su alrededor, aunque se les grite.
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